LA COCINA JAPONESA, PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

KAMAKURA

Desde 1994 Kamakura Restaurante, nace con el fin de compartir con nosotros los salvadoreños su cultura gastronómica.

Siendo el mejor restaurante de comida japonesa en El Salvador con el auténtico sabor japonés y una amplia trayectoria de 30 años de experiencia; Hoy en día es una de las alternativas gastronómicas más exclusiva distinguida y reconocida a nivel nacional e internacional.

Gracias a nuestra excelencia en el servicio y la calidad de la importación de materia prima y por supuesto sin olvidar, la amplia diversidad en nuestro menú; con platillos tales como: Sushi, Nigiri, Sashimi, Tempuras, Teriyaki, Ramen, Yaquisoba, Syogayaki, entre otros…

Con el auténtico sabor japonés.

Todo esto acompañado de un ambiente agradable y decorado con obras de arte de artistas tanto Japoneses como Salvadoreños que le dan realce al entorno creando una atmosfera interesante para disfrutar en cualquier tipo de ocasión.

DISFRUTA LA COMIDA CON LA ESENCIA DE JAPON

La comida japonesa nace del respeto hacia la naturaleza y la amabilidad hacia los demás.

Deleita cuerpo y alma con el sabor exquisito en el que reside el amor a la tierra y la vida disfruta diariamente de la comida japonesa

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POSTRE

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En diciembre de 2013 la UNESCO decidió que la Comida japonesa entrara en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

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La UNESCO ha incluido la cocina tradicional nipona, conocida como washoku, en su lista del patrimonio cultural inmaterial. El organismo destaca el principio esencial de respeto a la naturaleza por el uso sostenible de los recursos naturales.

La UNESCO describe el washoku como un conjunto de competencias prácticas, tradiciones y conocimientos relacionados con la producción, tratamiento, preparación y consumo de alimentos típicos de la cultura japonesa. La comida para celebrar el Año Nuevo es uno de sus mejores ejemplos, donde cada plato tiene un significado simbólico especial y está exquisitamente decorado.

Los japoneses preparan diversos manjares para dar la bienvenida a las divinidades del año entrante: pasteles de arroz y platos especiales, hermosamente ornamentados y preparados con ingredientes frescos. Cada uno de ellos tiene un significado simbólico distinto. Todos estos manjares se sirven en una vajilla especial y son compartidos por los miembros de la familia o de la comunidad.

Esta práctica fomenta el consumo de ingredientes naturales y locales como arroz, pescado, verduras y plantas silvestres comestibles.